La racionalidad económica de los pueblos indígenas no es de acumulación, sino de relación de armonía con el entorno.
Desde un punto de vista occidental, el concepto de desarrollo se entiende principalmente como “desarrollo económico”, es decir la mejora de las condiciones materiales de vida. Para muchas culturas indígenas en cambio, el desarrollo es la búsqueda del equilibrio, de la armonía. Desde esta racionalidad, el desarrollo económico por si solo no tiene sentido. Tiene que ser combinado con otras dimensiones de igual importancia como son por ejemplo la salud, la capacidad de aprender y la relación armónica con la naturaleza y con la comunidad…
En el idioma kichwa no encontraríamos palabra para traducir “desarrollo” en el sentido occidental de la palabra. La traducción sería más bien “la realización de la vida plena”, el llamado “Sumak Kawsay”.
Durante la Minga, una antigua tradición de trabajo colectivo, se trabaja en beneficio de la comunidad, pero también se disfrutan los momentos juntos.
Parteras reunidas en Minga para cultivar plantas medicinales · Cotacachi · Ecuador
Foto Alejo Cock
En la visión andina, el “Sumak Kawsay” es un equilibrio entre Munaj [la dimensión espiritual de la vida], Atiy [la dimensión organizativa, política], Ruray [la dimensión económica], Yachay [la dimensión del aprendizaje, del conocimiento]. El “Sumak Kausay”, que ya figura en las constituciones de Bolivia y Ecuador postula que vivir bien no significa vivir con más dinero, o con mas propiedades; significa vivir con lo que se necesita para una vida digna, con oportunidades, capacidad de opinar, crecer, proponer y aprender. Así podemos decir que el desarrollo y el sub-desarrollo no son conceptos adecuados en la concepción indígena, tal como lo expresa un dirigente indígena ecuatoriano:
“Yo no me siento ni sub-desarrollado, ni pobre… porque tengo mis saberes, mi cultura, mi comportamiento, mi entorno, mi territorio… así que no sé de donde me pueden calificar de sub-desarrollado”
Cesar Pilataxi
El desafío de los pueblos indígenas consiste en vivir en este mundo globalizado sin dejar su cosmovisión ni su identidad.
Ofrenda a la “Pachamama” o Madre Tierra, para agradecerle lo que nos brinda para vivir : agua, alimentos, plantas para la salud.
Dia del Equinoccio · Cotacachi · Ecuador
Foto Alix de Roten
A pesar de siglos de opresión y asimilacionismo, muchas culturas indígenas han sobrevivido. En el siglo XXI, los pueblos indígenas siguen luchando para proteger sus tierras ancestrales, recursos naturales, prácticas culturales e idiomas. No les falta obstáculos : la explotación petrolífera en sus territorios ancestrales y el desplazamiento forzoso que puede causar, la ignorancia y la mala percepción por parte de la sociedad, son ejemplos de amenazas a las que se enfrentan.
A pesar de todo, este siglo no deja de ser portador de nuevas esperanzas :por un lado, en algunos sectores de la sociedad, las propuestas indígenas de desarrollo tienen muy buena acogida, como lo demuestra la fuerte participación de los pueblos indígenas en el Foro Social Mundial de Belém do Pará, Brasil, en enero de 2009.
Por otra parte, a nivel jurídico, la aprobación, en 2007, de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que protege el derecho de estos pueblos a “perseguir libremente su desarrollo económico, social y cultural”, es un importante reconocimiento internacional de la lucha secular de los pueblos nativos. Estos cambios abren nuevos horizontes para el desarrollo de modelos indígenas en el campo de la economía, de la cultura, de la educación, de la salud, de la política, etc.
El reto para los pueblos indígenas de hoy, que no pueden pretender vivir como vivían sus antepasados, consiste en desarrollar una concepción filosófica renovada de lo que debe ser el “nuevo ser indígena” dentro del mundo complejo y tecnologizado de hoy, sin que esto signifique afectar su identidad cultural e histórica.
Las iniciativas indígenas contribuyen no solamente a mejorar sus propias condiciones de vida; son también un aporte interesante para el mundo globalizado.
... estas iniciativas permiten mejorar la vida de las comunidades indígenas, y aportan a la vez una contribución interesante a nivel nacional y mundial : la visión indígena del desarrollo es increíblemente pertinente, si consideramos los problemas globales del siglo XXI, como son el consumismo desenfrenado, el consecuente desequilibrio del ecosistema mundial, y las profundas desigualdades sociales.
Las niñas de la escuela Intercultural Bilingüe “Amauta Ñaupi” viven desde pequeñas la relación íntima que el ser humano debe tener con la naturaleza.
Escuela Amauta Ñaupi · Puyo · Ecuador
Foto Alejo Cock